UNIVERSIDAD NORORIENTAL PRIVADA
“GRAN MARISCAL DE AYACUCHO”
UNIVERSIDAD “VALLE DE MOMBOY”
DECANATO DE INVESTIGACIÒN Y POSTGRADO
PROGRAMA DE MAESTRIA
MENCIÒN: GERENCIA EDUCATIVA
EL DOCENTE COMO ADMINISTRADOR
AUTOR: RENY RAMÍREZ
CI:
15.967.448
SECCION: A
BARINAS,
JULIO DEL 2014
El
Docente como Administrador
Actualmente,
las Instituciones Educativas están
desarrollando un conjunto de estrategias que conlleva al funcionamiento de las
escuelas como una organización, centrando su función en la obtención de
conocimientos; por tal motivo, se debe colocar en práctica una serie de elementos
esenciales de la gerencia para llevar a cabo su función, entre los cuales se
tiene: Organización, Comunicación, Toma de Decisiones y Planificación, siendo
esta última una de las más importante, pues permite precisar los objetivos o
metas de la organización educativa, constituyendo una estrategia general para
alcanzar las metas planteadas y desarrollar una rango completo de los planes
para integrar y coordinar las actividades.
Para
esto, se requiere de un administrador preparado
capaz de planificar, direccionar y controlar el proceso educativo, tomando en
cuenta los principios básicos de la administración para el desarrollo de estrategias
de acción que permitan alcanzar los objetivos planteados. En este sentido, el
docente juega un papel imprescindible dentro de la gestión educativa, ya que ejerce
funciones administrativas con los recursos de enseñanza-aprendizaje de manera
tal, que se logre un aprendizaje significativo, evidentemente, considerando que
el control, seguimiento y
la evaluación son fundamentales para verificar hasta donde fueron alcanzados
los resultados.
Es importante señalar, que la visión del docente
como administrador representa, además del correcto aprovechamiento de los
recursos con que se cuenta el docente, la manera como éste se interacciona con
los estudiantes, al administrar el período de tiempo y espacio de una forma eficaz
favoreciendo la formación de los educandos, asimismo, emplea estrategias y
acciones trazadas para casos particulares, estableciendo paradigmas que
estimulan y motivan el conocimiento de los estudiantes. De igual manera, el
docente conseguirá estimular aspectos que intervendrán efectivamente en el
proceso educativo, como lo son: la conformación y fomentos de valores, las
actitudes, aptitudes, habilidades y destrezas de cada uno de los educandos, donde
el docente logrará tramitar y administrar el hecho educativo de una manera más acordada
logrando además la concepción de un ambiente socioeducativo positivo, conforme
a las realidades y necesidades del país. .
Es evidente, que el primer administrador que posee la escuela como organización, es el docente,
debido a que posee la función de llevar a cabo una programación o planeación de
las actividades que desarrollará, tomando en consideración cada una de las habilidades,
destrezas y debilidades presentes dentro y fuera del ambiente de aprendizaje, articulados
con los contenidos programáticos que debe desarrollarse en el proceso de
enseñanza y aprendizaje. Para ello, el docente debe asumir una postura de líder, guía, orientador, facilitador, investigador,
motivador, participativo y creador de oportunidades que coadyuven al desarrollo
integral del estudiante, impulsando la utilización de métodos, técnicas y estrategias
de enseñanza que estimulen las actividades pedagógicas sobre la base de las
necesidades e intereses de los educandos.
En este sentido, en toda institución educativa el docente es visto como un
líder dentro y fuera de ella, por tanto, debe asumir una serie de normas que le
brinden los instrumentos necesarios para responder a la calidad esperada en
relación a su labor. Su capacidad de influir, motivar y conducir individuos
hacia una determinada dirección debe ser indiscutible, donde se conducirá con integridad
y rapidez para tomar decisiones acertadas. De acuerdo a lo anterior, la capacidad
de liderazgo que posea el docente es fundamental, pues radica en el aspecto de auxiliar
a los educandos a reconocer sus habilidades, destrezas, sentimientos y emociones,
para que reflexionen y marchen hacia la búsqueda su propia auto-conciencia. A partir
de esto, surge un docente con liderazgo, aunado a su vocación y preparación
hace que el proceso educativo se cambie para una acción dispuesta, explícita y
transformadora. Se hace imposible edificar un mundo humanista, si el docente
aún no ha logrado convertirse en alguien realmente humano. Igualmente, la
educación busca transformar la cultura y el conocimiento, pero esto solo sería
posible si los docentes cambian su cultura; la educación no cambia si los educadores
no cambian. Por ello, surge la necesidad de formar docentes líderes capaces de sensibilizar
a los estudiantes sobre sus conductas y las actitudes, conduciéndolos a ser
personas íntegras y de calidad humana.
Aunado
a ello, el docente administrador hoy día debe ser actor y autor principal del
cambio, de acuerdo con los dilemas presentes. De esta manera, las instituciones
educativas pretenden una forma de dirección que promueva una cultura de cambio
e innovación para obtener la flexibilidad y dinámica que se pretende actualmente
obtener. Además, el docente debe planear, desarrollar, organizar y valorar el
sistema con el cual está trabajando, coordinando conjuntamente con todos los
actores que integran la comunidad educativa. Bajo este enfoque, el rol del docente
administrador dentro de la organización cambia, pues la perspectiva que se
quiere del administrador actual, es que tenga la capacidad de manejar la
incertidumbre y el pensamiento flexible, permitiendo que las estructuras organizacionales se acoplen
de acuerdo con los requerimientos tanto internos como externos para lograr los
objetivos planteados.
En
conclusión, es primordial que el docente como administrador dentro de la educación
tenga el conocimiento necesario sobre el proceso educativo; cuyo fin, es que posea
la convicción de que todo su esfuerzo este enfocado hacia el objetivo adecuado,
es fundamental que tenga el concomiendo sobre todas las funciones administrativas
que estén a su cargo y las exigencias que se desprenden de ella, pues es de
esta manera que él podrá estar en constante control con el objeto de determinar si el modelo de
administración implementado cumple con los requerimientos reales que se presentan
en la institución.
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